Busca siempre una razón para salir a entrenar, y que ésta sea diferente cada vez. No te digas eso de "tengo que ir a entrenar". Busca dentro de ti por qué razón lo haces realmente, para qué te sirve además de para progresar físicamente y perseguir el objetivo que tengas en mente deportivamente: para relajarte, para romper con la rutina del trabajo, para disfrutar del buen tiempo, para mojarte debajo de la lluvia, para cansarte porque te apatece.
Busca esa razón. El día que no la encuentres, quédate en casa.
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